Finalmente hubo foto. Mirala bien
Lacalle es empeñoso. Hay que reconocérselo. Logró la foto conjunta a la que sus socios se habían rehuído. Que eso vaya a ser un logro para su campaña, ya es otra cosa. Quien mire a los retratados y recuerde sus dichos y gestos recientes tiene derecho a sacar conclusiones diferentes a las que expresó el candidato en el discurso del domingo 10.
Finalmente, este 10 de noviembre, Lacalle logró subir a un mismo estrado a los dirigentes de otros partidos que lo respaldan. Salvo con el candidato, no hubo entre ellos abrazos. Apenas tímidos saludos, que parecieron vergonzantes, como los que cruzaron el colorado Talvi y el independiente Mieres con Manini.
Pero debe reconocerse que hubo foto. Eso sí, llegó tarde, fue forzada, trabajosa, y se logró mediante un meritorio esfuerzo del líder herrerista que más que mostrar la fortaleza de un proceso unitario, como se pretendía, puso de manifiesto lo difícil que va a ser sacar esta “foto” cuando compartan el parlamento.
Sin embargo, vista desde otro ángulo, tal vez más certero para captar las intenciones, la foto muestra, además de las contradicciones del desacuerdo multicolor, el desesperado afán de juntar todo lo que venga para desplazar al Frente Amplio. Eso es, hasta ahora, el único “programa” común que pudieron exhibir.
Porque, como lo manifestó Danilo Astori, el documento de acuerdo de la alianza opositora «no es nada más que una declaración de intenciones» que no dice cómo se va a hacer lo que se propone e ignora logros de los gobiernos frenteamplistas.
Entonces, la foto, aunque velada y tardía, dice mucho. Hay que mirarla. Ahí están: Lacalle, con su postura de derecha que se ha esforzado en disimular y que, entre otros antecedentes cercanos de su accionar político, no votó varias de las leyes que ampliaron la agenda de derechos y favorecieron a múltiples sectores populares; Talvi, que proclamó una orientación “batllista” y políticamente “liberal” incompatible con la de sus nuevos compañeros de ruta; Manini, un ex comandante que violó la Constitución y por ello fue destituido y que no ha trepidado en rodearse de ex actores de la dictadura y de legisladores electos que llaman a revertir las políticas de género y de derechos humanos o amenazan en las redes con crear escuadrones de la muerte, entre otras “lindezas” por el estilo; Mieres, que cambió su “alianza socialdemócrata” por estos acompañantes; Novick, que no salió en la foto pero que mostró, con abundante dinero de por medio, cómo puede hacerse demagogia de la peor especie.
Así que, sí, vale la pena mirar la foto. Mirarla bien y pensar. Pensar qué se ha juntado arriba de ese estrado.