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Miércoles, 07 12 2016
(Tiempo estimado: 8 - 16 minutos)
Economía

Astori: Más inclusión, más innovación, mejor inserción

La política económica frente a los nuevos desafíos 

 

 

La discusión sobre la primarización de la producción es nefasta e inútil

El ministro de Economía y Finanzas Danilo Astori encabezó la presentación del equipo económico en el XXXI Foro Económico, convocado por ACDE el 6 de diciembre de 2016, donde repasó de la situación de la economía y de la estrategia para superar sus desafíos.

Muy buenos días para todos. Comienzo agradeciendo en nombre del llamado equipo económico, integrado por el Ministerio de Economía, el Banco Central y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto esta nueva oportunidad que tenemos en el año en curso, a los efectos de compartir con ustedes algunas reflexiones que consideramos importantes sobre la situación económica del país.

Quiero agradecer especialmente a todos los compañeros y las compañeras del Ministerio de Economía, del Banco Central, de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto que no están sentados en esta mesa, pero gracias a cuyo trabajo, nosotros estamos en condiciones de hacer esta presentación. Así que, muchas gracias a ellos.

No tenemos un modelo sino un rumbo de política económica

Desde que estamos en el gobierno, nos han repetido mucho una pregunta y algunos analistas se han dedicado al tema. La pregunta es cuál es nuestro modelo de política económica. Y siempre hemos contestado lo mismo, nosotros no tenemos un modelo de política económica.

Tenemos un rumbo, tenemos una orientación, rumbo y orientación que se hacen todavía más importantes y sobre todo, la necesidad de tenerlos claros cuando existen turbulencias, como las que existen desde hace un tiempo en el mundo, en la región, y en particular, en el vecindario.

Pero lo nuestro no es esa clase de estructura relativamente inflexible, llena de respuestas preconcebidas para todas las preguntas y las dudas que se planteen, que es lo que se presenta asociado al concepto de “modelo”.

Lo nuestro ha sido definir un rumbo y tratar de seguirlo paso a paso, gradualmente, en el que cada paso cuenta, en el que cada paso está apoyado en los precedentes y sobre todo, un proceso en el que se evitan los atajos, tan tentadores como traicioneros.

Por eso ponemos mucho el acento en estos conceptos de inclusión, de innovación, de inserción, porque entendemos que hoy, en el Uruguay de hoy, están reflejando sintéticamente las ilustraciones acerca del rumbo que, a nuestro juicio, necesita el país.

Y estamos hablando de orientaciones que suponen siempre transformaciones estructurales muy importantes. Transformaciones estructurales que hemos hecho desde el comienzo de nuestra gestión, que seguimos haciendo ahora y que vamos a seguir haciendo, tratando de mantener ese proceso del que hablábamos recién.

Cuatro grandes aspectos del proceso de transformaciones

Estas orientaciones no se concretan, estas orientaciones no progresan si no es haciendo política en el mayor sentido de la palabra, en el sentido de actuar sobre una realidad, tratando de modificarla. Y dando contenido a cuatro grandes aspectos en un proceso de este tipo.

En primer lugar, el contenido de las políticas públicas. Queridos amigos, la inclusión no cae del cielo, hay que construirla y hay que construirla haciendo política. La innovación tampoco cae del cielo, hay que buscarla y hay que asegurar las condiciones para que ella sea posible.

Y la inserción internacional, esa que el país necesita extraordinariamente en una medida prioritaria, tampoco surge espontáneamente.

Todo esto se hace haciendo política y adoptando una estrategia que tiene sus finalidades, que tiene sus herramientas, que le dan, precisamente, contenido a las políticas públicas, pero, en cuarto lugar, también significa administrar los tiempos, elemento fundamental cuando se hace política, significa concebir una cobertura territorial y, ni que hablar, significa tener claro que sin la participación de la sociedad en su conjunto, no hay ni política ni resultados.

Cuando digo esto, digo que hacer política es fundamentalmente buscar conductas coherentes de nuestra sociedad con las finalidades que se persiguen, encontrar la manera de que la sociedad se comporte, si es que está de acuerdo, obviamente, con la puesta en práctica de aquellas herramientas, aquellos instrumentos a los cuales nos referimos.

¿Y para qué hoy en el Uruguay es fundamental reafirmar estas definiciones y tener muy claro cuál es la naturaleza de nuestra tarea?

Si tuviera que resumirlo en este momento, diría que es para recuperar lo antes posible los niveles de crecimiento y, por lo tanto, de bienestar, de acceso a los mismos que Uruguay no sólo está en condiciones de lograr sino que ya ha demostrado poder hacerlo.

Crecimiento inclusivo

Me quiero enfocar especialmente en dos cursos de acción, uno, el que hemos llamado crecimiento inclusivo, y otro, el que estamos llamando inserción internacional. Desde ya, les adelanto que mis compañeros van a profundizar en todos y cada uno de estos conceptos fundamentales.

Y aunque no mencione explícitamente la apuesta a la calidad, a la excelencia, la considero, por cierto, absolutamente inseparable de la mayor inclusión y de la mejor inserción internacional.

Cuando hablamos de crecimiento inclusivo, casi espontáneamente, casi naturalmente, tendemos a pensar en el acceso a los frutos del crecimiento y en lograr cada vez mejores niveles de equidad y de igualdad en ese acceso, mientras se crece cada vez más.

Y no está mal. Pero ese reflejo casi condicionado nos hace olvidar algo fundamental: el primer aspecto que está relacionado con el crecimiento inclusivo es la estructura de la producción.

Son dos aspectos que están inseparablemente unidos y esta estructura de la producción, así como su principal fuente de alimento, que es la inversión, tiene una influencia decisiva sobre las posibilidades del crecimiento inclusivo.

La estructura de la producción necesita diversificarse permanentemente

Hemos dicho muchas veces que la estructura de la producción que tiene el Uruguay necesita diversificarse permanentemente, al punto tal que diría que la diversificación a esta altura no es una opción para el Uruguay, es un imperativo.

Esa diversificación, que trae consigo no solo una multiplicación de opciones y alternativas, lo cual, para el Uruguay es un camino imprescindible, sino que además trae complejidad.

La producción, cuando se diversifica, se “complejiza”, dicho en el buen sentido de la palabra. Tiene una cada vez más densa trama de articulaciones entre todos los ámbitos y las áreas que la componen. Y esa complejidad, en lugar de ser un sigo de complicación, es un signo, por lo general, de prosperidad.

Ahora bien, diversificación y complejidad no significan solamente actividades nuevas, porque también hay diversificación y complejidad en el buen sentido de la palabra, cuando una actividad preexistente empieza a transformarse; cuando una actividad preexistente, por ejemplo, la producción agroalimenticia, empieza a incorporar conocimiento y empieza a hacer de nuestro país uno de los principales productores de alimentos en el mundo en base a calidad.

No hacer una discusión inútil acerca de la “Primarización de la producción”

Ese conocimiento agregado es diversificación, y lo digo con insistencia porque hemos solido caer en nuestro país en una discusión inútil acerca de la llamada “primarización de la producción”. Que tiene dos problemas. El primero es que, al parecer, nos da vergüenza ser productores de alimento, como que somos menos por producir alimentos; estoy hablando de un ejemplo, hay otros.

Da la impresión que, para algunos, producir alimentos a los niveles de calidad que produce Uruguay hoy, para millones y millones de personas, fuera un factor negativo. Y esa es una discusión nefasta para el país. Por eso es que pongo tanto el acento en el verdadero concepto de diversificación y complejidad de la producción.

Naturalmente, habrá otras actividades en este mundo cada vez más rico, más diversificado, más complejo, pero no quería dejar de señalar la inutilidad de una discusión que puede, además, conducirnos a resultados muy negativos para el país.

La estructura productiva del país, de todas maneras, ha venido experimentando cambios significativos en los últimos tiempos, y hay nuevas actividades, nuevos conjuntos, nuevos complejos de actividades, que están conformando un tejido denso, dinámico e innovador.

Porque de lo que se trata es de estimular la especialización productiva sabiendo que en ese mundo cada vez más complejo es fundamental tener focos desde los cuales irradiar excelencia, innovación, cambio tecnológico.

La bioproducción y las tecnologías de la información son el núcleo más importante de irradiación de progreso

Quiero decirles que, en conjunto, lo que podríamos llamar genéricamente la bioproducción y las tecnologías de la información constituyen, en nuestro concepto, el núcleo más importante y más profundo de irradiación de progreso, a través de todas esas articulaciones horizontales de las que hablábamos recién.

Otras áreas relevantes

Pero además de la producción de alimentos y además de estos dos segmentos o áreas de la producción, y noten que elijo especialmente no hablar de sectores, porque el concepto de sector está totalmente superado por la realidad, tengo que mencionar, precisamente, a la producción de alimentos, al complejo forestal, maderero y de la celulosa, tengo que mencionar a la minería, la metalúrgica y los equipamientos, a la energía renovable, a las industrias creativas, como la industria audiovisual, al turismo, por cierto, uno de los principales rubros generador de ingresos en el país.

Y naturalmente, a los llamados “servicios globales”, incluyendo procesos de investigación, servicios jurídicos y financieros. Uruguay tiene complejos como para tener toda esa densa trama de articulación intersectorial que promueve resultados positivos.

La construcción de crecimiento inclusivo con calidad

¿Por qué no hablamos de “sectores”?, porque, cuando hablamos de sectores, parece que estuviéramos hablando de compartimientos estancos y no de actividades que ya no tienen límites entre sí, porque están absolutamente articuladas desde un punto de vista horizontal.

Y es en esa articulación horizontal, en esa proliferación, que a veces llamamos cadenas, porque aluden a procesos parciales de producción, es que está la potencialidad del cambio, no sólo la construcción de crecimiento inclusivo sino además, la construcción de crecimiento inclusivo con calidad, con excelencia, que es otra de las cosas que se tiene que proponer el país.

En el caso uruguayo, hay un problema que se detecta cuando uno mira todo este panorama en su conjunto, y es que esos complejos que acabo de mencionar, tienen niveles de productividad diferentes, y dentro de los complejos, hay empresas con productividades diferentes, actividades con productividades diferentes.

Y eso, que desde los tiempos de la CEPAL, desde los tiempos clásicos de la CEPAL, llamamos “heterogeneidad estructural”, se combate de una sola manera, promoviendo la competitividad sistémica con un tejido productivo diversificado y eficiente, que incluye esa densa trama de transacciones intersectoriales.

El empleo es el factor promotor del cambio en última instancia

Están planteadas las fuentes primarias de la igualdad, las fuentes primarias de la igualdad en el acceso a los frutos del crecimiento y por eso es que desde el punto de vista del crecimiento inclusivo, el empleo es el factor promotor del cambio en última instancia.

Y cuando hablamos de empleo, me gustaría referirme a las grandes características de la Organización Internacional del Trabajo; cuando hablamos de empleo, hablamos de trabajo decente, de trabajo decente libremente elegido, adecuadamente remunerado y respaldado por una protección social razonable, adecuada al camino y los tiempos que venimos siguiendo.

Esa protección social opera sobre el terreno estructural de la producción y el ámbito laboral, puede actuar para apoyar la transición hacia una estructura productiva más convergente, con menos desigualdad, al tiempo de proteger y capacitar a los trabajadores para acceder a mercados formales de trabajo moderno.

Juega un papel en lo que estamos haciendo, pero juega un papel aún más importante en la proyección hacia el futuro.

No hay un crecimiento inclusivo sin una agenda de derechos

Concomitantemente, queridos amigos, y lo sabemos todos muy bien, no hay un crecimiento inclusivo sin una agenda de derechos que no sólo no sea un subproducto del derrame del crecimiento material, derrame que, está demostrado, no existe, sino una condición del nivel y la promoción de la igualdad de género, de generaciones, de etnias, de razas, de orientaciones sexuales. En suma, una agenda de promoción y protección de los derechos humanos.

Obviamente, el mantenimiento de los equilibrios macroeconómicos, de los cuales nos va a hablar Andrés (Masoller) cuando llegue su exposición, es una condición fundamental de lo que estamos proponiendo.

No conocemos en la historia del mundo ninguna transformación sostenible en el sentido de avanzar hacia niveles cada vez más altos de desarrollo económico y social, que no se haya materializado en el orden económico. Y en el orden económico importan todos los objetivos, todos son relevantes, no hay objetivos menos importantes que otros.

Y aquí estamos hablando de tres finalidades que tienen que ver con una política monetaria disciplinada, de la cual nos hablará Mario (Bergara) con más detalle; en segundo lugar, una política fiscal cautelosa, prudente, adecuada y coherente con la política monetaria y, en tercer lugar, una política de ingresos que proyecte flexibilidad para que esa coherencia sea posible y tengamos en la práctica una base sólida, firme, duradera para encarar objetivos de mediano y de largo plazo como los que estamos promoviendo.

Volatilidad e incertidumbre

El otro curso de acción al cual quería referirme en el día de hoy, curso de acción que será profundizado por la exposición de Pablo (Ferreri), que se va a referir, seguramente, a herramientas de apoyo a la inversión y a la producción, pero también a aspectos fundamentales de la inserción internacional del país, que no se agota en el comercio y las inversiones sino que también incluye la defensa de principios y valores a escala internacional, un desarrollo cultural que le dé identidad al país y la transparencia fiscal, a la cual se va a referir también en su exposición.

Por eso, en este mundo que decíamos complicado, turbulento a escala global, a escala regional, a escala del vecindario donde, como si fueran pocos los factores de volatilidad e incertidumbre que mencionaba Daniel (Castro) en su introducción, se siguen agregando nuevos aspectos que contribuyen a aumentarla.

Sin hacer juicios de valor, menciono el resultado de las elecciones en los Estados Unidos, menciono la salida del Reino Unido de la Unión Europea, menciono la derrota sufrida por el Primer Ministro de Italia hace pocas horas en el referéndum que también sacude a Europa y que implica más elementos de volatilidad e incertidumbre.

Las grandes potencias han renunciado al multilateralismo

En ese mundo, las grandes potencias han renunciado al multilateralismo, y trabajan en base a metodologías plurilaterales, buscando grandes acuerdos con vocación universal en sus áreas de influencia.

Una quizá muera antes de nacer, de acuerdo con algunos anuncios del Presidente electo de los Estados Unidos, pero también tenemos la Alianza Transatlántica como una de las posibilidades, la Ruta de la Seda impulsada por China, la Asociación Económica Integral Regional que incluye al Sudeste Asiático más Australia y Nueva Zelanda.

Uruguay debe buscar un lugar en este mundo

Y entonces, tenemos que concluir que Uruguay debe buscar un lugar en este mundo que está avanzando sobre la base de estos acuerdos.

Atención, que la palabra “acuerdo” no significa solamente, precisamente, un entendimiento comercial, hoy un “acuerdo” supone no sólo acceso a mercados, sino que también incluye reglas de origen, normas técnicas, estándares para bienes y servicios, regulaciones de servicios, reglas de competencia, normas sobre inversión del exterior, normas sobre propiedad intelectual, regulaciones ambientales y laborales, regulación de controversias.

Creo que, obviamente, el camino más sólido para avanzar hacia esta realidad es el del fortalecimiento de las experiencias regionales de integración.

Y obviamente, nosotros, los uruguayos integramos una de ellas, con todo lo que significa en materia de historia recorrida, experiencia acumulada y al mismo tiempo, perspectivas de futuro. Y todos sabemos que es mucho lo que hay que trabajar para fortalecer la experiencia regional que integramos.

El MERCOSUR no puede ser esa la estación terminal

Pero todos sabemos también, y voy a usar una expresión que utilizo frecuentemente, el Mercosur no puede ser esa la estación terminal de la inserción internacional del Uruguay. Sí una vía, ojalá sólida, ojalá potente, ojalá consistente, ojalá duradera, de lanzamiento, más allá de los límites de esta experiencia.

Y por eso, siempre hemos dicho, preferimos que en lugar de una estación terminal, esta sea una plataforma de lanzamiento. Y ello significa un conjunto de esfuerzos en materia de exigencias, sobre todo en el encare de un conjunto de tareas pendientes fundamentales.

Debemos avanzar mucho en capacidad humana y capacidad física

Nuestro país viene muy atrasado en la formación de capacidad humana, y será muy grande el esfuerzo que tengamos que hacer para avanzar.

Y también, enfrentamos enormes desafíos en materia de capacidad física, el plan de infraestructura que Uruguay hoy tiene planteado y el cual está siendo encarado por diversas modalidades de ejecución también nos marca la necesidad de hacer un trabajo muy intenso, muy profundo, muy constante, muy convencido en la materia.

La experiencia regional de integración tiene que ser un vehículo para, desde ella, lanzarnos al mundo en su conjunto.

Todos sabemos que tenemos prioridades y si yo tuviera que elegir una, no vacilo en elegir el acuerdo entre MERCOSUR y Unión Europea, pero todos sabemos también que además de difícil el logro de este objetivo, se han agregado nuevos problemas, de los cuales aún no sabemos cómo vamos a evolucionar en el sentido de su superación.

Un estímulo más para trabajar intensamente con convicción, con coherencia, con persistencia en torno a esta meta.

Queridos amigos, como les dije antes, mis compañeros ahora, en primer lugar, Andrés (Masoller), va a profundizar en el tema de los equilibrios macroeconómicos y la coherencia entre todos esos objetivos.

Después, Pablo (Ferreri) va a reflexionar sobre los estímulos y los elementos que están estimulando la inversión y el crecimiento de la producción de acuerdo con nuestras expectativas para los tiempos que vendrán, sin dejar de referirse a aspectos muy importantes de la inserción internacional, como la adopción de las mejores prácticas mundiales en materia de transparencia fiscal.

Mario (Bergara) va a poner el acento, entre otras cosas, también en los equilibrios vistos desde la responsabilidad del Banco Central, que es muy grande, responsabilidad que, dicho sea de paso, nuestro Banco Central ha venido encarando con dedicación y buen resultado, como las cifras que se conocen lo están indicando.

Y va a cerrar Álvaro (García), apuntando, entre otras cosas, a un Uruguay de un futuro a mediano y a largo plazo, además de algunos temas de agenda propios de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. Muchas gracias.