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Jueves, 07 07 2016
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Astori

Astori - “Dar esta batalla confiando en los argumentos”

El 24 de mayo de 2016 se celebró el 22º aniversario de Asamblea Uruguay, fundada dentro del Frente Amplio el 19 de mayo de 1994.

1994: primer acto callejero de AU

En el acto de este año, el presidente de nuestro sector, Danilo Astori, se refirió a temas de actualidad para el país y para el FA: la ética de la izquierda, el programa popular para el proyecto nacional del FA, la importancia de la política y de la participación, entre otros.

Con algunos días de atraso: feliz cumpleaños. Es otra vez un placer llegar a la conmemoración de un año más de nuestra vida política, de nuestro compañerismo, de nuestro trabajo colectivo, y quiero agradecer especialmente a compañeros de diferentes sectores del Frente Liber Seregni, del que formamos parte, y también del Frente Amplio, del cual también, obviamente, formamos parte, por haber llegado hasta aquí y acompañarnos en esta nueva celebración.

Las aguas están turbulentas, procelosas podríamos decir, el barco se mueve, y se mueve bastante, y cuando ocurren estas cosas a mí me parece que lo más importante de todo es tener claro hacia dónde vamos.

Es tener claro el rumbo, la orientación, que si la compartimos, va a seguir muy firme a pesar de todos los pesares. Si no la compartimos tendremos que discutirla y reorientarla, redireccionarla, si cabe, tratando de manejar los argumentos correspondientes.

Creo que hoy en el Frente Amplio, luego de ya varios años de experiencia gubernamental, tenemos que afirmar más que nunca este rumbo y esta orientación teniendo en cuenta las definiciones fundamentales que nos hemos trazado cuando comenzamos esta experiencia en 2005.

Estamos en el tercer gobierno del Frente Amplio, y en este tercer gobierno por supuesto que surgen discusiones entre continuidad y renovación, entre logros alcanzados y nuevos objetivos a conquistar, pero reafirmamos que nosotros estamos gobernando a Uruguay junto a la sociedad uruguaya para seguir construyendo igualdad de derechos y de oportunidades para todos los uruguayos en un marco de libertad, de democracia, de justicia, de participación y, por supuesto, de prosperidad.

Y ese rumbo, a pesar de los sacudones que tenemos, no lo modificamos: lo confirmamos y más que nunca nos dirigimos hacia el cumplimiento de los objetivos y las metas que están sosteniendo esta orientación.

La ética de la izquierda

Orientación que nos lleva a preguntarnos qué somos, esto es: de dónde venimos, hacia dónde vamos, por qué transitamos por este rumbo.

Y la respuesta, compañeras y compañeros, está en lo más profundo de los valores, algunos de los cuales acabo de mencionar; hablé de libertad, de justicia, de participación, de prosperidad, de democracia. De democracia de calidad, de democracia profunda en todo el sentido del concepto.

Esa es la ética de la izquierda. Y cuando uno se encuentra ante situaciones en que tiene que reafirmar un rumbo, lo más importante es mirar al fuero interno y descubrir los valores de la ética de la izquierda.

Y, otra vez, en su afirmación, saber que nos estamos apoyando en ellos y que seguiremos transitando el camino enfrentando las dificultades que haya que enfrentar.

¡Ojo! No hay aquí una propuesta en el sentido de que es el gobierno el que tiene que encarar una situación difícil, afirmar nuevamente la orientación que venimos siguiendo y encarar las dificultades. Es toda la sociedad uruguaya.

El gobierno no puede separarse de la sociedad, tiene que trabajar junto a la sociedad, y junto a la sociedad tener muy claro que son esos pilares de sustentación de la ética de la izquierda lo que nos va a permitir superar los momentos difíciles, por más difíciles que sean.

Porque esa ética está por encima de todas nuestras existencias, individuales e incluso colectivas.

Un programa popular

Nosotros jerarquizamos siempre en nuestro análisis el mundo del trabajo. Porque es nuestro mundo, compañeras y compañeros. El trabajo en el sentido más amplio de su concepción.

El trabajo es aquel que realizan los que con su esfuerzo físico y mental producen resultados todos los días. Pero el mundo del trabajo también es el mundo de aquellos que arriesgan y generan empleo para sus compatriotas.

El mundo del trabajo es aquel que cree en el esfuerzo, que no espera que las cosas le vengan dadas por algún mecanismo de dádiva o de beneficencia.

El mundo del trabajo es el de los que vuelcan todo su esfuerzo al servicio del resultado que el país necesita y que ellos también, individual y colectivamente considerados, necesitan.

Por eso siempre en la izquierda hemos usado una palabra para definir nuestro programa: popular. Programa popular significa creer en el mundo del trabajo, que es el mundo del pueblo. El proyecto de la izquierda uruguaya es un proyecto popular.

Un proyecto nacional

Y también es un proyecto nacional, porque cambiar un país, como lo estamos cambiando desde el 2005 desde el gobierno nacional, es una tarea cultural. Una tarea de transformación de los modos, de las maneras, de las vías por las cuales encaramos la vida.

Es aprender todos juntos a vivir la vida de otra manera. Ni más ni menos. Construir una nación es un proyecto nacional. Construir una nación es mirar más allá de lo que aparece inmediatamente, mirando en el horizonte de largo plazo.

Construir una nación es aprender a convivir por encima de las diferencias y convertir esas diferencias en una diversidad creativa, que cultiva valores -los valores de la izquierda, la ética de la izquierda- y que aprende a autoestimarse colectivamente y a basar el proyecto nacional en esa autoestima, que es la que da confianza.

Yo creo, y no vaya ninguna autocomplacencia en esto, que el Frente Amplio venció a la decadencia en el Uruguay. Y superó discusiones históricas de este país. Hace poco, refiriéndome a otro tema en una presentación en la que me tocó participar, recordaba cuando en el Uruguay se discutía la viabilidad del país.

Estoy hablando de décadas atrás; de si este país era viable o no, porque eran los tiempos de la decadencia y de la falta de confianza. Los uruguayos no confiábamos en nosotros mismos, y no digo esto irrespetuosamente, porque muy valiosos compatriotas plantearon públicamente esta discusión.

Creo que el Frente Amplio venció el sentimiento de decadencia y de frustración, y por eso tenemos derecho a decir que nuestro proyecto además de popular es un proyecto nacional. Es un proyecto de construcción de una nación, porque el Uruguay es una nación.

Con un pueblo alrededor

Somos amantes del rigor. Eso lo indica la ética de la izquierda. Lo digo en el sentido de apelar a la seriedad de nuestros análisis, a la solidez de nuestras propuestas, a evitar la falta de respeto, el agravio, el insulto, porque eso denota falta de confianza en los fundamentos de quien defiende una posición.

Y a evitar la demagogia, tratando de ir al fondo de los temas, que son variados y nos llaman a responsabilidad de análisis riguroso.

Hace un ratito la Falta y Resto cantaba:

“Les hablará de su infancia cuando llegue el momento,
sin decirlo en palabras, sin nombrar al dolor.
Bastará con su acento en la noche estrellada,
una cuerda de primos con un pueblo alrededor”

Ese es el mejor canto antipanfleto que he oído: “les hablará de su infancia cuando llegue el momento, sin nombrar al dolor”. Simplemente apelando a los fundamentos, en los argumentos de peso que tiene la defensa de una posición. Y por eso digo que en la izquierda nos gusta ser rigurosos hasta para criticarnos a nosotros mismos.

Uno de los peores enemigos que podemos tener es la autocomplacencia; creer que hemos llegado a una meta. El día que creamos que llegamos a una meta, se habrá de frustrar el proyecto de izquierda en el país. A esa meta nunca se llega.

Siempre está en construcción, y por eso el rigor, y por eso el fundamento y no el agravio, el razonamiento y no el insulto. Y la honestidad -material e intelectual-, valor que en los tiempos que corren es absolutamente necesario reafirmar y, por supuesto, defender.

La corrupción le hace mal a todo el mundo. Y estoy hablando de las dos corrupciones: la corrupción material y la corrupción intelectual de aquel al que solo le importa avanzar hacia el poder, pero no prestar su contribución para solucionar los problemas de la sociedad.

Por eso digo intelectual y material; y por eso hablo de nuestro compromiso irrenunciable. Porque si la corrupción intelectual y material hace mal en todos lados, hace especialmente mal a la izquierda. Porque es una contradicción con la ética de la izquierda; una contradicción flagrante contra la que tenemos que luchar permanentemente.

Este Uruguay distinto que sigue resistiendo la crisis

Hoy se está discutiendo mucho de economía. Cuando las cosas van bien, de la economía muchos se olvidan. Cuando las cosas van mal, la economía es la estrella de la discusión. Por supuesto, hemos hecho desde el Frente Amplio propuestas para encarar estos tiempos difíciles.

El gobierno del Frente Amplio ha logrado hacer del Uruguay un país distinto, lo ha diferenciado de aquellos que hoy, desgraciadamente y en el vecindario, están sufriendo problemas lamentables que ojalá se solucionen lo antes posible.
Este Uruguay distinto que sigue resistiendo a la crisis y que sigue creciendo a pesar de que ahora crece muy poquito, necesita hoy medidas que corrijan esta situación y permitan retomar lo antes posible el crecimiento que conocimos hasta hace pocos años.

Pero que nadie tenga dudas: el primer objetivo irrenunciable de estas medidas es cumplir con el programa del Frente Amplio.

El programa del Frente Amplio es el que votó la ciudadanía uruguaya, y para asegurar su cumplimiento es que hoy hay que introducir medidas correctivas en el país, que son las que hemos propuesto en las últimas horas.

Pero el objetivo, la finalidad, es cumplir con el programa del Frente Amplio y particularmente con aquellos temas que se vinculan, como dijimos anteriormente, a la construcción de derechos e igualdades en un marco de libertad, democracia, justicia, participación y prosperidad.

Ese es el rumbo, con dificultades y sin dificultades, con vientos en contra y vientos a favor. La orientación es esa: cumplir con el programa.

Estamos convencidos de que estas correcciones, estas adecuaciones las estamos haciendo teniendo en cuenta los principios de equidad que están en la ética de la izquierda: cuando hay que aportar más a un objetivo común, los que tienen que aportar más son los que están en condiciones de hacerlo, y los que tienen que aportar menos son aquellos que no pueden hacerlo.

Es con ese criterio de equidad, de igualdad, de equilibrio y de construcción de derechos que hemos diseñado estas medidas. Están inspiradas en la justicia que la izquierda quiere seguir construyendo en el país.

Y por eso es que vamos a luchar mucho por ellas, encarando todas las dificultades, pero aplicando todos los principios y los criterios que acabamos de ver: muy rigurosos en el análisis, mucho fundamento, no a la autocomplacencia, rechazo al agravio y al insulto, y confianza en los argumentos.

De eso se trata, y por eso es que vamos a dar la batalla muy confiados en nuestras armas, pero sobre todo muy confiados en los resultados que queremos alcanzar. Resultados que van a estar, obviamente, inspirados por la humanidad.

Ningún cuadro estadístico, ninguna representación gráfica nos va a dar la humanidad que tenemos que sentir cuando nos ponemos en el lugar de los otros.

En el lugar de los que no tienen trabajo, en el lugar de los que quieren recuperarlo, en el lugar de los que quieren conservar el empleo, en el lugar de los que quieren un mejor salario para su familia. Humanidad es sentir el destino de ellos como destino propio, y saber que estamos haciendo política.

El mundo se cambia haciendo política

No creer que estas medidas solamente tienen una base técnica, profesional de economistas que han diseñado estas medidas. No, compañeros: estamos haciendo política.

Estamos haciendo política porque las transformaciones no caen del cielo; caen, emergen, se concretan por el esfuerzo de aquellos seres humanos que en este caso están dedicados a esta disciplina y ponen toda su contribución al servicio de este diseño político, y del esfuerzo de todos, que es lo más importante y que por supuesto está muy por encima del respaldo técnico profesional.

Por supuesto -no voy a decir lo contrario ni mucho menos- que la propuesta política debe tener respaldo técnico, y la tiene. Pero lo que estamos haciendo cuando se proponen correcciones o medidas de este tipo, es política.

El mundo se cambia haciendo política. Y el peor resultado que puedan dejar aquellos que creen que hacer política es solo luchar por el poder, es desgastar esta actividad superior que los seres humanos realizan para cambiar un país.

Así que esta es nuestra tarea, y en este nuevo año de Asamblea Uruguay reafirmamos el compromiso con las transformaciones del país. Y recuerden: es una tarea que nunca termina.

Es como la utopía que se va alejando apenas damos un paso hacia ella. Es con ese criterio que seguiremos trabajando por un Uruguay cada vez mejor y, por supuesto, por un Uruguay posible.

Hacia un país posible se llamó nuestro trabajo fundacional. Hoy más que nunca decimos: el Uruguay es posible.

Muchas gracias.

24 de mayo de 2016